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Moda Argentina 2025: entre la crisis, la importación y el deseo de vestir con sentido.

Un análisis del presente complejo que vive la industria de la moda en el país: caída en la producción local, auge de la ropa importada y nuevas preguntas sobre el valor de lo hecho acá.


Hace años que vivo la moda desde adentro: entre clientas, ferias, showrooms, chats y confidencias. Pero en este último tiempo algo cambió. Se siente una grieta más profunda, una tensión entre el deseo de vestir con propósito… y la cruda realidad de no poder elegir.


Una y otra vez escucho la misma frase:


“Quiero comprar ropa de acá, pero no me da el presupuesto. Y encima nada me queda bien.”


Ese testimonio —en voz baja, casi con culpa— revela algo fundamental: el problema no es la falta de deseo, sino las condiciones estructurales que lo imposibilitan.


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Industria textil en alerta roja


La industria de la moda en Argentina no está simplemente en crisis: está resistiendo desde sus últimas fibras.

Según Infobae, la producción textil cayó un 13 % en el primer trimestre de 2025 respecto al año anterior. El 70 % de la ropa que se consume en el país es importada, el porcentaje más alto en décadas. Lo que entra desde afuera llega más barato, con otra escala y una estética global que muchas veces se percibe como más moderna.

Mientras tanto, 6 de cada 10 empresas textiles locales redujeron personal en el último año. La capacidad instalada apenas alcanza el 58 %, lo que significa que casi la mitad del potencial productivo nacional está frenado.


A esto se suma un contraste doloroso: con un salario mínimo que ronda los USD 200 (junio 2025), un jean nacional cuesta entre $80.000 y $120.000. No porque las marcas estén “lucrando de más”, sino porque los costos de producción son altos, fragmentados y sostenidos sin políticas reales que acompañen.


El resultado: producir local es cada vez más difícil. Comprar local, un privilegio.


Y lo que debería ser una elección ética, consciente o cultural, se convierte en una tensión cotidiana.


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Importaciones en alza: ¿consumo aspiracional o desplazamiento estructural?


Hablar del auge de la ropa importada no es solo hablar de consumo: es hablar de desplazamientos, de símbolos y de pertenencia.


Desde que se liberaron los aranceles, el ingreso de ropa del exterior se disparó. Hoy, el 70 % de lo que se compra en Argentina viene de afuera. Pero eso que ingresa no es solo más barato: es también más aspiracional.

Marcas como Zara, Shein o H&M venden más que ropa: venden promesas. Modernidad. Validación estética. Acceso a una estética global que en Argentina, muchas veces, se siente lejana o desfasada.


“El consumidor busca precio, pero también reconocimiento de marca. La moda importada viene con ese valor simbólico incorporado.”— Revista Fortuna


¿La moda nacional compite con productos… o con símbolos?


Lo aspiracional no es solo una construcción del marketing: también es una consecuencia de un sistema que no da respuestas reales a las necesidades locales.



El dilema del talle: ¿para quién se diseña?


Uno de los reclamos más persistentes que escucho en mis consultorías es este:


“Quiero comprar local, pero no me hacen ropa a mí.”


Ese testimonio habla de exclusión. De cuerpos invisibilizados. De ropa que define quién entra y quién queda fuera.


A pesar de la Ley de Talles N.º 27.521 (2019), muchas marcas argentinas siguen produciendo en una curva XS a L —cuando la hay—, con medidas arbitrarias, sin conexión con los cuerpos reales.


En la práctica, eso significa que muchísimas personas tienen que comprar ropa afuera porque acá no encuentran ni talles ni representación. Y no hablamos solo de moda, hablamos de dignidad.


El mercado nacional todavía diseña para una silueta idealizada, estilizada, hegemónica. Como si todavía no hubiera entendido que el vestir también es una forma de existencia. De identidad. De autonomía.


Diseñar para todas las corporalidades no es solo una cuestión de empatía: es una decisión ética.


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Lo hecho acá: ¿vale menos o cuesta más?


En medio de esta tormenta, las marcas independientes redoblan esfuerzos por resistir. Muchas eligen hacerlo desde lo artesanal, lo consciente, lo afectivo. Pero sin incentivos ni políticas públicas, ese diferencial corre el riesgo de volverse inviable.


Lo hecho acá es más caro porque lo bancamos solas. Porque los costos suben, los volúmenes bajan, y el esfuerzo que implica sostener una marca con propósito no siempre se traduce en reconocimiento.

Peor aún: lo importado se sigue percibiendo como “mejor”, mientras lo nacional se relega al estante de lo caro, lo simple o lo improvisado.


Entonces la pregunta es inevitable:


¿Lo hecho acá vale menos… o simplemente cuesta más porque no hay red que lo sostenga?



El rol del consumidor: ¿aliado o cómplice?


“La elección de consumo es la nueva forma de ciudadanía.”

Zygmunt Bauman


Cada compra es una decisión política. Elegir una marca nacional, artesanal y de escala humana sostiene un ecosistema que apuesta al trabajo digno, al arraigo y al valor del diseño con identidad.


Pero también es cierto que no podemos depositar toda la responsabilidad en quienes compran. Porque muchas veces, comprar en Shein, Amazon o similares no es frivolidad: es acceso.


Acceso a un talle. A un precio. A una estética con la que se sienten vistas.


La verdadera pregunta no es por qué la gente compra afuera. Es por qué el sistema nacional sigue sin ofrecer alternativas reales para quienes quieren comprar acá.


Desde Moda con Propósito creemos que el cambio no empieza con la culpa, sino con la conciencia.


Que vestirnos con sentido no debería ser un lujo.


Y que una moda verdaderamente inclusiva, sostenible y argentina solo va a ser posible si puede ser también accesible.


Bibliografía / Fuentes citadas:

  • Infobae (2025). Crisis en la industria textil: caída del 13 % y reducción de empleo.

  • Noticias NQN (2025). El 70 % del consumo de ropa en Argentina ya es importado.

  • Diario Mendoza (2025). Alerta en la industria: el dato más alto de importación en décadas.

  • Fortuna (2025). Liberación de importaciones: ¿oportunidad o amenaza para el sector textil?

  • INDEC (abril 2025). Capacidad instalada en la industria textil: 58,3 %.

  • Bauman, Zygmunt. Vida de consumo. Fondo de Cultura Económica.

Imágenes:

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